Seguridad en Unix y Redes
Libro en Formato HTML y PDF de seguridad informática realizado por Antonio Villalon Huerta

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Cortafuegos: Conceptos teóricos


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Cortafuegos: Conceptos teóricos

Introducción

Según [Ran95], un firewall o cortafuegos es un sistema o grupo de sistemas que hace cumplir una política de control de acceso entre dos redes. De una forma más clara, podemos definir un cortafuegos como cualquier sistema (desde un simple router hasta varias redes en serie) utilizado para separar - en cuanto a seguridad se refiere - una máquina o subred del resto, protegiéndola así de servicios y protocolos que desde el exterior puedan suponer una amenaza a la seguridad. El espacio protegido, denominado perímetro de seguridad, suele ser propiedad de la misma organización, y la protección se realiza contra una red externa, no confiable, llamada zona de riesgo.

Evidentemente la forma de aislamiento más efectiva para cualquier política de seguridad consiste en el aislamiento físico, es decir, no tener conectada la máquina o la subred a otros equipos o a Internet (figura 15.1 (a)). Sin embargo, en la mayoría de organizaciones - especialmente en las de I+D - los usuarios necesitan compartir información con otras personas situadas en muchas ocasiones a miles de kilómetros de distancia, con lo que no es posible un aislamiento total. El punto opuesto consistiría en una conectividad completa con la red (figura 15.1 (b)), lo que desde el punto de vista de la seguridad es muy problemático: cualquiera, desde cualquier parte del mundo, puede potencialmente tener acceso a nuestros recursos. Un término medio entre ambas aproximaciones consiste en implementar cierta separación lógica mediante un cortafuegos (figura 15.1 (c)).
Figura 15.1: (a) Aislamiento. (b) Conexión total. (c) Firewall entre la zona de riesgo y el perímetro de seguridad.
Image fw

Antes de hablar de cortafuegos es casi obligatorio dar una serie de definiciones de partes o características de funcionamiento de un firewall; por máquina o host bastión (también se denominan gates) se conoce a un sistema especialmente asegurado, pero en principio vulnerable a todo tipo de ataques por estar abierto a Internet, que tiene como función ser el punto de contacto de los usuarios de la red interna de una organización con otro tipo de redes. El host bastión filtra tráfico de entrada y salida, y también esconde la configuración de la red hacia fuera.

Por filtrado de paquetes entendemos la acción de denegar o permitir el flujo de tramas entre dos redes (por ejemplo la interna, protegida con el firewall, y el resto de Internet) de acuerdo a unas normas predefinidas; aunque el filtro más elemental puede ser un simple router, trabajando en el nivel de red del protocolo OSI, esta actividad puede realizarse además en un puente o en una máquina individual. El filtrado también se conoce como screening, y a los dispositivos que lo implementan se les denomina chokes; el choke puede ser la máquina bastión o un elemento diferente.

Un proxy es un programa (trabajando en el nivel de aplicación de OSI) que permite o niega el acceso a una aplicación determinada entre dos redes. Los clientes proxy se comunican sólo con los servidores proxy, que autorizan las peticiones y las envían a los servidores reales, o las deniegan y las devuelven a quien las solicitó.

Físicamente, en casi todos los cortafuegos existen al menos un choke y una máquina bastión, aunque también se considera firewall a un simple router filtrando paquetes, es decir, actuando como choke; desde el punto de vista lógico, en el cortafuegos suelen existir servidores proxy para las aplicaciones que han de atravesar el sistema, y que se situan habitualmente en el host bastión. También se implementa en el choke un mecanismo de filtrado de paquetes, y en alguno de los dos elementos se suele situar otro mecanismo para poder monitorizar y detectar la actividad sospechosa.

En este capítulo hablaremos de los tipos de cortafuegos más habituales y de sus características, así como de las posibles políticas de seguridad que pueden implementar; en el siguiente comentaremos aspectos de algunos de los cortafuegos más utilizados hoy en día, como FireWall-1 o Cisco PIX Firewall. Los firewalls son cada vez más necesarios en nuestras redes, pero todos los expertos recomiendan que no se usen en lugar de otras herramientas, sino junto a ellas; cualquier cortafuegos, desde el más simple al más avanzado, presenta dos gravísimos problemas de seguridad: por un lado, centralizan todas las medidas en un único sistema, de forma que si éste se ve comprometido y el resto de nuestra red no está lo suficientemente protegido el atacante consigue amenazar a toda la subred simplemente poniendo en jaque a una máquina. El segundo problema, relacionado con éste, es la falsa sensación de seguridad que un cortafuegos proporciona: generalmente un administrador que no disponga de un firewall va a preocuparse de la integridad de todas y cada una de sus máquinas, pero en el momento en que instala el cortafuegos y lo configura asume que toda su red es segura, por lo que se suele descuidar enormemente la seguridad de los equipos de la red interna. Esto, como acabamos de comentar, es un grave error, ya que en el momento que un pirata acceda a nuestro cortafuegos - recordemos que es un sistema muy expuesto a ataques externos - automáticamente va a tener la posibilidad de controlar toda nuestra red.

Además - esto ya no es un problema de los firewalls sino algo de sentido común -, un cortafuegos evidentemente no protege contra ataques que no pasan por él: esto incluye todo tipo de ataques internos dentro del perímetro de seguridad, pero también otros factores que a priori no deberían suponer un problema. El típico ejemplo de estos últimos son los usuarios que instalan sin permiso, sin conocimiento del administrador de la red, y muchas veces sin pensar en sus consecuencias, un simple modem en sus PCs o estaciones de trabajo; esto, tan habitual en muchas organizaciones, supone la violación y la ruptura total del perímetro de seguridad, ya que posibilita accesos a la red no controlados por el cortafuegos. Otro problema de sentido común es la reconfiguración de los sistemas al pasarlos de una zona a otra con diferente nivel de seguridad, por ejemplo al mover un equipo que se encuentra en el área protegida a la DMZ (veremos más adelante lo que estas siglas significan); este acto - que en ocasiones no implica ni tan siquiera el movimiento físico del equipo, sino simplemente conectarlo en una toma de red diferente - puede ocasionar graves problemas de seguridad en nuestra organización, por lo que cada vez que un cambio de este estilo se produzca no sólo es necesaria la reconfiguración del sistema, sino la revisión de todas las políticas de seguridad aplicadas a esa máquina ([Mel97]).

Características de diseño

Existen tres decisiones básicas en el diseño o la configuración de un cortafuegos ([Ran95]); la primera de ellas, la más importante, hace referencia a la política de seguridad de la organización propietaria del firewall: evidentemente, la configuración y el nivel de seguridad potencial será distinto en una empresa que utilice un cortafuegos para bloquear todo el tráfico externo hacia el dominio de su propiedad (excepto, quizás, las consultas a su página web) frente a otra donde sólo se intente evitar que los usuarios internos pierdan el tiempo en la red, bloqueando por ejemplo todos los servicios de salida al exterior excepto el correo electrónico. Sobre esta decisión influyen, aparte de motivos de seguridad, motivos administrativos de cada organismo.

La segunda decisión de diseño a tener en cuenta es el nivel de monitorización, redundancia y control deseado en la organización; una vez definida la política a seguir, hay que definir cómo implementarla en el cortafuegos indicando básicamente qué se va a permitir y qué se va a denegar. Para esto existen dos aproximaciones generales: o bien se adopta una postura restrictiva (denegamos todo lo que explícitamente no se permita) o bien una permisiva (permitimos todo excepto lo explícitamente negado); evidentemente es la primera la más recomendable de cara a la seguridad, pero no siempre es aplicable debido a factores no técnicos sino humanos (esto es, los usuarios y sus protestas por no poder ejecutar tal o cual aplicación a través del firewall).

Por último, la tercera decisión a la hora de instalar un sistema de cortafuegos es meramente económica: en función del valor estimado de lo que deseemos proteger, debemos gastar más o menos dinero, o no gastar nada. Un firewall puede no entrañar gastos extras para la organización, o suponer un desembolso de varios millones de pesetas: seguramente un departamento o laboratorio con pocos equipos en su interior puede utilizar un PC con Linux, Solaris o FreeBSD a modo de cortafuegos, sin gastarse nada en él (excepto unas horas de trabajo y unas tazas de café), pero esta aproximación evidentemente no funciona cuando el sistema a proteger es una red de tamaño considerable; en este caso se pueden utilizar sistemas propietarios, que suelen ser caros, o aprovechar los routers de salida de la red, algo más barato pero que requiere más tiempo de configuración que los cortafuegos sobre Unix en PC de los que hemos hablado antes. De cualquier forma, no es recomendable a la hora de evaluar el dinero a invertir en el firewall fijarse sólo en el coste de su instalación y puesta a punto, sino también en el de su mantenimiento.

Estas decisiones, aunque concernientes al diseño, eran básicamente políticas; la primera decisión técnica a la que nos vamos a enfrentar a la hora de instalar un cortafuegos es elemental: >dónde lo situamos para que cumpla eficientemente su cometido? Evidentemente, si aprovechamos como cortafuegos un equipo ya existente en la red, por ejemplo un router, no tenemos muchas posibilidades de elección: con toda seguridad hemos de dejarlo donde ya está; si por el contrario utilizamos una máquina Unix con un cortafuegos implementado en ella, tenemos varias posibilidades para situarla con respecto a la red externa y a la interna. Sin importar donde situemos al sistema hemos de recordar siempre que los equipos que queden fuera del cortafuegos, en la zona de riesgo, serán igual de vulnerables que antes de instalar el firewall; por eso es posible que si por obligación hemos tenido que instalar un cortafuegos en un punto que no protege completamente nuestra red, pensemos en añadir cortafuegos internos dentro de la misma, aumentando así la seguridad de las partes más importantes.

Una vez que hemos decidido dónde situar nuestro cortafuegos se debe elegir qué elemento o elementos físicos utilizar como bastión; para tomar esta decisión existen dos principios básicos ([CZ95]): mínima complejidad y máxima seguridad. Cuanto más simple sea el host bastión, cuanto menos servicios ofrezca, más fácil será su mantenimiento y por tanto mayor su seguridad; mantener esta máquina especialmente asegurada es algo vital para que el cortafuegos funcione correctamente, ya que va a soportar por sí sola todos los ataques que se efectuen contra nuestra red al ser elemento más accesible de ésta. Si la seguridad de la máquina bastión se ve comprometida, la amenaza se traslada inmediantamente a todos los equipos dentro del perímetro de seguridad. Suele ser una buena opción elegir como máquina bastión un servidor corriendo alguna versión de Unix (desde una SPARC con Solaris a un simple PC con Linux o FreeBSD), ya que aparte de la seguridad del sistema operativo tenemos la ventaja de que la mayor parte de aplicaciones de firewalling han sido desarrolladas y comprobadas desde hace años sobre Unix ([Rob94]).

Evidentemente, a la vez que elegimos un bastión para nuestro cortafuegos hemos de decidir qué elemento utilizar como choke; generalmente suele ser un router con capacidad para filtrar paquetes, aunque también puede utilizarse un sistema Unix para realizar esta función. En el punto 15.4 se comentan diferentes arquitecturas de cortafuegos con los elementos utilizados en cada una de ellas como chokes y como bastiones.

Ya hemos decidido qué utilizar como firewall y dónde situarlo; una vez hecho esto hemos de implementar sobre él los mecanismos necesarios para hacer cumplir nuestra política de seguridad. En todo cortafuegos existen tres componentes básicos para los que debemos implementar mecanismos ([BCOW94]): el filtrado de paquetes, el proxy de aplicación y la monitorización y detección de actividad sospechosa. Vamos a hablar a continuación de cada uno de estos componentes.

Componentes de un cortafuegos

Filtrado de paquetes

Cualquier router IP utiliza reglas de filtrado para reducir la carga de la red; por ejemplo, se descartan paquetes cuyo TTL ha llegado a cero, paquetes con un control de errores erróneos, o simplemente tramas de broadcast. Además de estas aplicaciones, el filtrado de paquetes se puede utilizar para implementar diferentes políticas de seguridad en una red; el objetivo principal de todas ellas suele ser evitar el acceso no autorizado entre dos redes, pero manteniendo intactos los accesos autorizados. Su funcionamiento es habitualmente muy simple: se analiza la cabecera de cada paquete, y en función de una serie de reglas establecidas de antemano la trama es bloqueada o se le permite seguir su camino; estas reglas suelen contemplar campos como el protocolo utilizado (TCP, UDP, ICMP...), las direcciones fuente y destino, y el puerto destino, lo cual ya nos dice que el firewall ha de ser capaz de trabajar en los niveles de red (para discriminar en función de las direcciones origen y destino) y de transporte (para hacerlo en función de los puertos usados). Además de la información de cabecera de las tramas, algunas implementaciones de filtrado permiten especificar reglas basadas en la interfaz del router por donde se ha de reenviar el paquete, y también en la interfaz por donde ha llegado hasta nosotros ([Cha92]).

>Cómo se especifican tales reglas? Generalmente se expresan como una simple tabla de condiciones y acciones que se consulta en orden hasta encontrar una regla que permita tomar una decisión sobre el bloqueo o el reenvío de la trama; adicionalmente, ciertas implementaciones permiten indicar si el bloqueo de un paquete se notificará a la máquina origen mediante un mensaje ICMP ([Mog89]). Siempre hemos de tener presente el orden de análisis de las tablas para poder implementar la política de seguridad de una forma correcta; cuanto más complejas sean las reglas y su orden de análisis, más difícil será para el administrador comprenderlas. Independientemente del formato, la forma de generar las tablas dependerá obviamente del sistema sobre el que trabajemos, por lo que es indispensable consultar su documentación; algunos ejemplos particulares - pero aplicables a otros sistemas - pueden encontrarse en [CHS91] (routers NetBlazer), [Par98] (routers Cisco), [RA94] (TIS Internet Firewall Toolkit sobre Unix) y también en la obra indispensable al hablar de cortafuegos: [CZ95] (screend, NetBlazer, Livingston y Cisco).

Por ejemplo, imaginemos una hipotética tabla de reglas de filtrado de la siguiente forma:
  Origen           Destino           Tipo        Puerto        Accion
----------------------------------------------------------------------
158.43.0.0           *                *             *           Deny
    *            195.53.22.0          *             *           Deny
158.42.0.0           *                *             *           Allow
    *            193.22.34.0          *             *           Deny
Si al cortafuegos donde está definida la política anterior llegara un paquete proveniente de una máquina de la red 158.43.0.0 se bloquearía su paso, sin importar el destino de la trama; de la misma forma, todo el tráfico hacia la red 195.53.22.0 también se detendría. Pero, >qué sucedería si llega un paquete de un sistema de la red 158.42.0.0 hacia 193.22.34.0? Una de las reglas nos indica que dejemos pasar todo el tráfico proveniente de 158.42.0.0, pero la siguiente nos dice que si el destino es 193.22.34.0 lo bloqueemos sin importar el origen. En este caso depende de nuestra implementación particular y el orden de análisis que siga: si se comprueban las reglas desde el principio, el paquete atravesaría el cortafuegos, ya que al analizar la tercera entrada se finalizarían las comprobaciones; si operamos al revés, el paquete se bloquearía porque leemos antes la última regla. Como podemos ver, ni siquiera en nuestra tabla - muy simple - las cosas son obvias, por lo que si extendemos el ejemplo a un firewall real podemos hacernos una idea de hasta que punto hemos de ser cuidadosos con el orden de las entradas de nuestra tabla.

>Qué sucedería si, con la tabla del ejemplo anterior, llega un paquete que no cumple ninguna de nuestras reglas? El sentido común nos dice que por seguridad se debería bloquear, pero esto no siempre sucede así; diferentes implementaciones ejecutan diferentes acciones en este caso. Algunas deniegan el paso por defecto, otras aplican el contario de la última regla especificada (es decir, si la última entrada era un Allow se niega el paso de la trama, y si era un Deny se permite), otras dejan pasar este tipo de tramas...De cualquier forma, para evitar problemas cuando uno de estos datagramas llega al cortafuegos, lo mejor es insertar siempre una regla por defecto al final de nuestra lista - recordemos una vez más la cuestión del orden - con la acción que deseemos realizar por defecto; si por ejemplo deseamos bloquear el resto del tráfico que llega al firewall con la tabla anterior, y suponiendo que las entradas se analizan en el orden habitual, podríamos añadir a nuestra tabla la siguiente regla:
  Origen           Destino           Tipo        Puerto        Accion
----------------------------------------------------------------------
    *                *                *             *           Deny
La especificación incorrecta de estas reglas constituye uno de los problemas de seguridad habituales en los cortafuegos de filtrado de paquetes; no obstante, el mayor problema es que un sistema de filtrado de paquetes es incapaz de analizar (y por tanto verificar) datos situados por encima del nivel de red OSI ([Ste98a]). A esto se le añade el hecho de que si utilizamos un simple router como filtro, las capacidades de registro de información del mismo suelen ser bastante limitadas, por lo que en ocasiones es difícil la detección de un ataque; se puede considerar un mecanismo de prevención más que de detección. Para intentar solucionar estas - y otras vulnerabilidades - es recomendable utilizar aplicaciones software capaces de filtrar las conexiones a servicios; a dichas aplicaciones se les denomina proxies de aplicación, y las vamos a comentar en el punto siguiente.

Proxy de aplicación

Además del filtrado de paquetes, es habitual que los cortafuegos utilicen aplicaciones software para reenviar o bloquear conexiones a servicios como finger, telnet o FTP; a tales aplicaciones se les denomina servicios proxy, mientras que a la máquina donde se ejecutan se le llama pasarela de aplicación.

Los servicios proxy poseen una serie de ventajas de cara a incrementar nuestra seguridad ([WC94]); en primer lugar, permiten únicamente la utilización de servicios para los que existe un proxy, por lo que si en nuestra organización la pasarela de aplicación contiene únicamente proxies para telnet, HTTP y FTP, el resto de servicios no estarán disponibles para nadie. Una segunda ventaja es que en la pasarela es posible filtrar protocolos basándose en algo más que la cabecera de las tramas, lo que hace posible por ejemplo tener habilitado un servicio como FTP pero con órdenes restringidas (podríamos bloquear todos los comandos put para que nadie pueda subir ficheros a un servidor). Además, los application gateways permiten un grado de ocultación de la estructura de la red protegida (por ejemplo, la pasarela es el único sistema cuyo nombre está disponible hacia el exterior), facilita la autenticación y la auditoría del tráfico sospechoso antes de que alcance el host destino y, quizás más importante, simplifica enormemente las reglas de filtrado implementadas en el router (que como hemos dicho antes pueden convertirse en la fuente de muchos problemas de seguridad): sólo hemos de permitir el tráfico hacia la pasarela, bloqueando el resto.

>Qué servicios ofrecer en nuestro gateway, y cómo hacerlo? La configuración de la mayoría de servicios `habituales' está muy bien explicada (como el resto del libro) en el capítulo 8 de [CZ95]. Además, en numerosos artículos se comentan problemas específicos de algunos servicios; uno muy recomendable, centrado en el sistema de ventanas X Window, pero donde también se habla de otros protocolos, puede ser [TW93].

El principal inconveniente que encontramos a la hora de instalar una pasarela de aplicación es que cada servicio que deseemos ofrecer necesita su propio proxy; además se trata de un elemento que frecuentemente es más caro que un simple filtro de paquetes, y su rendimiento es mucho menor (por ejemplo, puede llegar a limitar el ancho de banda efectivo de la red, si el análisis de cada trama es costoso). En el caso de protocolos cliente-servidor (como telnet) se añade la desventaja de que necesitamos dos pasos para conectar hacia la zona segura o hacia el resto de la red; incluso algunas implementaciones necesitan clientes modificados para funcionar correctamente.

Una variante de las pasarelas de aplicación la constituyen las pasarelas de nivel de circuito (Circuit-level Gateways, [CB94]), sistemas capaces de redirigir conexiones (reenviando tramas) pero que no pueden procesar o filtrar paquetes en base al protocolo utilizado; se limitan simplemente a autenticar al usuario (a su conexión) antes de establecer el circuito virtual entre sistemas. La principal ventaja de este tipo de pasarelas es que proveen de servicios a un amplio rango de protocolos; no obstante, necesitan software especial que tenga las llamadas al sistema clásicas sustituidas por funciones de librería seguras, como SOCKS ([KK92]).

Monitorización de la actividad

Monitorizar la actividad de nuestro cortafuegos es algo indispensable para la seguridad de todo el perímetro protegido; la monitorización nos facilitará información sobre los intentos de ataque que estemos sufriendo (origen, franjas horarias, tipos de acceso...), así como la existencia de tramas que aunque no supongan un ataque a priori sí que son al menos sospechosas (podemos leer [Bel93b] para hacernos una idea de que tipo de tramas `extrañas' se pueden llegar a detectar).

>Qué información debemos registrar? Además de los registros estándar (los que incluyen estadísticas de tipos de paquetes recibidos, frecuencias, o direcciones fuente y destino) [BCOW94] recomienda auditar información de la conexión (origen y destino, nombre de usuario - recordemos el servicio ident - hora y duración), intentos de uso de protocolos denegados, intentos de falsificación de dirección por parte de máquinas internas al perímetro de seguridad (paquetes que llegan desde la red externa con la dirección de un equipo interno) y tramas recibidas desde routers desconocidos. Evidentemente, todos esos registros han de ser leidos con frecuencia, y el administrador de la red ha de tomar medidas si se detectan actividades sospechosas; si la cantidad de logs generada es considerable nos puede interesar el uso de herramientas que filtren dicha información.

Un excelente mecanismo para incrementar mucho nuestra seguridad puede ser la sustitución de servicios reales en el cortafuegos por programas trampa ([Bel92]). La idea es sencilla: se trata de pequeñas aplicaciones que simulan un determinado servicio, de forma que un posible atacante piense que dicho servicio está habilitado y prosiga su `ataque', pero que realmente nos están enviando toda la información posible sobre el pirata. Este tipo de programas, una especie de troyano, suele tener una finalidad múltiple: aparte de detectar y notificar ataques, el atacante permanece entretenido intentando un ataque que cree factible, lo que por un lado nos beneficia directamente - esa persona no intenta otro ataque quizás más peligroso - y por otro nos permite entretener al pirata ante una posible traza de su conexión. Evidentemente, nos estamos arriesgando a que nuestro atacante descubra el mecanismo y lance ataques más peligrosos, pero como el nivel de conocimientos de los atacantes de redes habituales en general no es muy elevado (más bien todo lo contrario), este mecanismo nos permite descubrir posibles exploits utilizados por los piratas, observar a qué tipo de atacantes nos enfrentamos, e incluso divertirnos con ellos. En la Universidad Politécnica de Valencia existen algunos sistemas con este tipo de trampas, y realmente es curioso observar cómo algunos intrusos siguen intentando aprovechar bugs que fueron descubiertos - y solucionados - hace más de cuatro años (ejemplos típicos aquí son PHF y algunos problemas de sendmail). En [Che92], un artículo clásico a la hora de hablar de seguridad (también se comenta el caso en el capítulo 10 de [CB94]), se muestra cómo Bill Cheswick, un experto en seguridad de los laboratorios AT&T estadounidenses, es capaz de analizar detenidamente gracias a estos programas las actividades de un pirata que golpea el gateway de la compañía.


Arquitecturas de cortafuegos

Cortafuegos de filtrado de paquetes

Un firewall sencillo puede consistir en un dispositivo capaz de filtrar paquetes, un choke: se trata del modelo de cortafuegos más antiguo ([Sch97]), basado simplemente en aprovechar la capacidad de algunos routers - denominados screening routers - para hacer un enrutado selectivo, es decir, para bloquear o permitir el tránsito de paquetes mediante listas de control de acceso en función de ciertas características de las tramas, de forma que el router actue como pasarela de toda la red. Generalmente estas características para determinar el filtrado son las direcciones origen y destino, el protocolo, los puertos origen y destino (en el caso de TCP y UDP), el tipo de mensaje (en el caso de ICMP) y los interfaces de entrada y salida de la trama en el router.

En un cortafuegos de filtrado de paquetes los accesos desde la red interna al exterior que no están bloqueados son directos (no hay necesidad de utilizar proxies, como sucede en los cortafuegos basados en una máquina con dos tarjetas de red), por lo que esta arquitectura es la más simple de implementar (en muchos casos sobre hardware ya ubicado en la red) y la más utilizada en organizaciones que no precisan grandes niveles de seguridad - como las que vemos aquí -. No obstante, elegir un cortafuegos tan sencillo puede no ser recomendable en ciertas situaciones, o para organizaciones que requieren una mayor seguridad para su subred, ya que los simples chokes presentan más desventajas que beneficios para la red protegida. El principal problema es que no disponen de un sistema de monitorización sofisticado, por lo que muchas veces el administrador no puede determinar si el router está siendo atacado o si su seguridad ha sido comprometida. Además las reglas de filtrado pueden llegar a ser complejas de establecer, y por tanto es difícil comprobar su corrección: habitualmente sólo se comprueba a través de pruebas directas, con los problemas de seguridad que esto puede implicar.

Si a pesar de esto decidimos utilizar un router como filtro de paquetes, como en cualquier firewall es recomendable bloquear todos los servicios que no se utilicen desde el exterior (especialmente NIS, NFS, X-Window y TFTP), así como el acceso desde máquinas no confiables hacia nuestra subred; además, es también importante para nuestra seguridad bloquear los paquetes con encaminamiento en origen activado.

Dual-Homed Host

El segundo modelo de cortafuegos está formado por simples máquinas Unix equipadas con dos o más tarjetas de red y denominadas ([SH95]) anfitriones de dos bases (dual-homed hosts) o multibase (multi-homed hosts), y en las que una de las tarjetas se suele conectar a la red interna a proteger y la otra a la red externa a la organización. En esta configuración el choke y el bastión coinciden en el mismo equipo: la máquina Unix.

El sistema ha de ejecutar al menos un servidor proxy para cada uno de los servicios que deseemos pasar a través del cortafuegos, y también es necesario que el IP Forwarding esté deshabilitado en el equipo: aunque una máquina con dos tarjetas puede actuar como un router, para aislar el tráfico entre la red interna y la externa es necesario que el choke no enrute paquetes entre ellas. Así, los sistemas externos `verán' al host a través de una de las tarjetas y los internos a través de la otra, pero entre las dos partes no puede existir ningún tipo de tráfico que no pase por el cortafuegos: todo el intercambio de datos entre las redes se ha de realizar bien a través de servidores proxy situados en el host bastión o bien permitiendo a los usuarios conectar directamente al mismo. La segunda de estas aproximaciones es sin duda poco recomendable, ya que un usuario que consiga aumentar su nivel de privilegios en el sistema puede romper toda la protección del cortafuegos, por ejemplo reactivando el IP Forwarding); además - esto ya no relativo a la seguridad sino a la funcionalidad del sistema - suele ser incómodo para los usuarios tener que acceder a una máquina que haga de puente entre ellos e Internet. De esta forma, la ubicación de proxies es lo más recomendable, pero puede ser problemático el configurar cierto tipo de servicios o protocolos que no se diseñaron teniendo en cuenta la existencia de un proxy entre los dos extremos de una conexión.

Screened Host

Un paso más en términos de seguridad de los cortafuegos es la arquitectura screened host o choke-gate, que combina un router con un host bastión, y donde el principal nivel de seguridad proviene del filtrado de paquetes (es decir, el router es la primera y más importante línea de defensa). En la máquina bastión, único sistema accesible desde el exterior, se ejecutan los proxies de las aplicaciones, mientras que el choke se encarga de filtrar los paquetes que se puedan considerar peligrosos para la seguridad de la red interna, permitiendo únicamente la comunicación con un reducido número de servicios.

Pero, >dónde situar el sistema bastión, en la red interna o en el exterior del router? La mayoría de autores ([Ran93], [Sem96]...) recomiendan situar el router entre la red exterior y el host bastión, pero otros ([WC94]) defienden justo lo contrario: situar el bastión en la red exterior no provoca aparentemente una degradación de la seguridad, y además ayuda al administrador a comprender la necesidad de un elevado nivel de fiabilidad en esta máquina, ya que está sujeta a ataques externos y no tiene por qué ser un host fiable; de cualquier forma, la `no degradación' de la seguridad mediante esta aproximación es más que discutible, ya que habitualmente es más fácil de proteger un router que una máquina con un operativo de propósito general, como Unix, que además por definición ha de ofrecer ciertos servicios: no tenemos más que fijarnos en el número de problemas de seguridad que afectan a por ejemplo a IOS (el sistema operativo de los routers Cisco), muy reducido frente a los que afectan a diferentes flavours de Unix. En todo caso, aparte de por estos matices, asumiremos la primera opción por considerarla mayoritaria entre los expertos en seguridad informática; así, cuando una máquina de la red interna desea comunicarse con el exterior existen dos posibilidades:
  • El choke permite la salida de algunos servicios a todas o a parte de las máquinas internas a través de un simple filtrado de paquetes.
  • El choke prohibe todo el tráfico entre máquinas de la red interna y el exterior, permitiendo sólo la salida de ciertos servicios que provienen de la máquina bastión y que han sido autorizados por la política de seguridad de la organización. Así, estamos obligando a los usuarios a que las conexiones con el exterior se realicen a través de los servidores proxy situados en el bastión.
La primera aproximación entraña un mayor nivel de complejidad a la hora de configurar las listas de control de acceso del router, mientras que si elegimos la segunda la dificultad está en configurar los servidores proxy (recordemos que no todas las aplicaciones soportan bien estos mecanismos) en el host bastión. Desde el punto de vista de la seguridad es más recomendable la segunda opción, ya que la probabilidad de dejar escapar tráfico no deseado es menor. Por supuesto, en función de la política de seguridad que definamos en nuestro entorno, se pueden combinar ambas aproximaciones, por ejemplo permitiendo el tráfico entre las máquinas internas y el exterior de ciertos protocolos difíciles de encaminar a través de un proxy o sencillamente que no entrañen mucho riesgo para nuestra seguridad (típicamente, NTP, DNS...), y obligando para el resto de servicios a utilizar el host bastión.

La arquitectura screened host puede parecer a primera vista más peligrosa que la basada en una simple máquina con varias interfaces de red; en primer lugar, tenemos no uno sino dos sistemas accesibles desde el exterior, por lo que ambos han de ser configurados con las máximas medidas de seguridad. Además, la mayor complejidad de diseño hace más fácil la presencia de errores que puedan desembocar en una violación de la política implantada, mientras que con un host con dos tarjetas nos aseguramos de que únicamente aquellos servicios con un proxy configurado podrán generar tráfico entre la red externa y la interna (a no ser que por error activemos el IP Forwarding). Sin embargo, aunque estos problemas son reales, se solventan tomando las precauciones necesarias a la hora de diseñar e implantar el cortafuegos y definiendo una política de seguridad correcta. De cualquier forma, en la práctica esta arquitectura de cortafuegos está cada vez más en desuso debido a que presenta dos puntos únicos de fallo, el choke y el bastión: si un atacante consigue controlar cualquiera de ellos, tiene acceso a toda la red protegida; por tanto, es más popular, y recomendable, una arquitectura screened subnet, de la que vamos a hablar a continuación.

Screened Subnet (DMZ)

La arquitectura Screened Subnet, también conocida como red perimétrica o De-Militarized Zone (DMZ) es con diferencia la más utilizada e implantada hoy en día, ya que añade un nivel de seguridad en las arquitecturas de cortafuegos situando una subred (DMZ) entre las redes externa e interna, de forma que se consiguen reducir los efectos de un ataque exitoso al host bastión: como hemos venido comentando, en los modelos anteriores toda la seguridad se centraba en el bastión16.1, de forma que si la seguridad del mismo se veía comprometida, la amenaza se extendía automáticamente al resto de la red. Como la máquina bastión es un objetivo interesante para muchos piratas, la arquitectura DMZ intenta aislarla en una red perimétrica de forma que un intruso que accede a esta máquina no consiga un acceso total a la subred protegida.

Screened subnet es la arquitectura más segura, pero también la más compleja; se utilizan dos routers, denominados exterior e interior, conectados ambos a la red perimétrica como se muestra en la figura 15.2. En esta red perimétrica, que constituye el sistema cortafuegos, se incluye el host bastión y también se podrían incluir sistemas que requieran un acceso controlado, como baterías de módems o el servidor de correo, que serán los únicos elementos visibles desde fuera de nuestra red. El router exterior tiene como misión bloquear el tráfico no deseado en ambos sentidos (hacia la red perimétrica y hacia la red externa), mientras que el interior hace lo mismo pero con el tráfico entre la red interna y la perimétrica: así, un atacante habría de romper la seguridad de ambos routers para acceder a la red protegida; incluso es posible implementar una zona desmilitarizada con un único router que posea tres o más interfaces de red, pero en este caso si se compromete este único elemento se rompe toda nuestra seguridad, frente al caso general en que hay que comprometer ambos, tanto el externo como el interno. También podemos, si necesitamos mayores niveles niveles de seguridad, definir varias redes perimétricas en serie, situando los servicios que requieran de menor fiabilidad en las redes más externas: así, el atacante habrá de saltar por todas y cada una de ellas para acceder a nuestros equipos; evidentemente, si en cada red perimétrica se siguen las mismas reglas de filtrado, niveles adicionales no proporcionan mayor seguridad. En el capítulo 4 de [CZ95] podemos consultar con más detalle las funciones de cada elemento del sistema cortafuegos, así como aspectos de su implementación y configuración.
Figura 15.2: Arquitectura DMZ.
Image dmz

Esta arquitectura de cortafuegos elimina los puntos únicos de fallo presentes en las anteriores: antes de llegar al bastión (por definición, el sistema más vulnerable) un atacante ha de saltarse las medidas de seguridad impuestas por el enrutador externo. Si lo consigue, como hemos aislado la máquina bastión en una subred estamos reduciendo el impacto de un atacante que logre controlarlo, ya que antes de llegar a la red interna ha de comprometer también al segundo router; en este caso extremo (si un pirata logra comprometer el segundo router), la arquitectura DMZ no es mejor que un screened host. Por supuesto, en cualquiera de los tres casos (compromiso del router externo, del host bastión, o del router interno) las actividades de un pirata pueden violar nuestra seguridad, pero de forma parcial: por ejemplo, simplemente accediendo al primer enrutador puede aislar toda nuestra organización del exterior, creando una negación de servicio importante, pero esto suele ser menos grave que si lograra acceso a la red protegida.

Aunque, como hemos dicho antes, la arquitectura DMZ es la que mayores niveles de seguridad puede proporcionar, no se trata de la panacea de los cortafuegos. Evidentemente existen problemas relacionados con este modelo: por ejemplo, se puede utilizar el firewall para que los servicios fiables pasen directamente sin acceder al bastión, lo que puede dar lugar a un incumplimiento de la política de la organización. Un segundo problema, quizás más grave, es que la mayor parte de la seguridad reside en los routers utilizados; como hemos dicho antes las reglas de filtrado sobre estos elementos pueden ser complicadas de configurar y comprobar, lo que puede dar lugar a errores que abran importantes brechas de seguridad en nuestro sistema.

Otras arquitecturas

Algo que puede incrementar en gran medida nuestra seguridad y al mismo tiempo facilitar la administración de los cortafuegos es utilizar un bastión diferente para cada protocolo o servicio en lugar de uno sólo; sin embargo, esta arquitectura presenta el grave inconveniente de la cantidad de máquinas necesarias para implementar el firewall, lo que impide que muchas organizaciones la puedan adoptar. Una variante más barata consistiría en utilizar un único bastión pero servidores proxy diferentes para cada servicio ofertado.

Cada día es más habitual en todo tipo de organizaciones dividir su red en diferentes subredes; esto es especialmente aplicable en entornos de I+D o empresas medianas, donde con frecuencia se han de conectar campus o sucursales separadas geográficamente, edificios o laboratorios diferentes, etc. En esta situación es recomendable incrementar los niveles de seguridad de las zonas más comprometidas (por ejemplo, un servidor donde se almacenen expedientes o datos administrativos del personal) insertando cortafuegos internos entre estas zonas y el resto de la red. Aparte de incrementar la seguridad, firewalls internos son especialmente recomendables en zonas de la red desde la que no se permite a priori la conexión con Internet, como laboratorios de prácticas: un simple PC con Linux o FreeBSD que deniegue cualquier conexión con el exterior del campus va a ser suficiente para evitar que los usuarios se dediquen a conectar a páginas web o chats desde equipos no destinados a estos usos. Concretamente en el caso de redes de universidades sería muy interesante filtrar las conexiones a IRC o a MUDs, ya sea a nivel de aulas o laboratorios o a nivel de todo el campus, denegando en el router de salida de la red hacia INet cualquier tráfico a los puertos 6667, 8888 y similares; aunque realmente esto no evitaría que todos los usuarios siguieran jugando desde los equipos de la universidad - por ejemplo a través de un servidor que disponga de conexión en otros puertos -, sí conseguiría que la mayor parte de ellos dejara de hacerlo.
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2002-07-15