Boletín de RedIRIS n. 45

Fundamentos históricos de la Internet en Europa y en España

Miguel A. Sanz

El presente artículo, extracto del Proyecto Fin de Carrera del autor pretende ser, en el décimo aniversario de RedIRIS, un pequeño homenaje a la decisiva aportación de la comunidad académica e investigadora al surgimiento e implantación del fenómeno Internet, no siempre debidamente reconocida.

Introducción

La comunidad académica e investigadora ha actuado siempre como embrión y catalizador de nuevas tecnologías que, tras su transvase al resto de la sociedad, han contribuido decisivamente a la transformación del mundo. Un ejemplo paradigmático lo encontramos en el campo de las telecomunicaciones con el papel desempeñado por las redes académicas y de investigación en el desarrollo e implantación de la Internet y su tecnología y servicios asociados.

Durante la década de los 70, en el marco de la red ARPANET, se fueron sentando las bases de una tecnología abierta para la interconexión de equipos informáticos que alcanzaría su madurez en los años 80 con la creación de las piezas fundamentales de la familia de protocolos de comunicaciones TCP/IP (IP, TCP, UDP, ICMP, DNS, etc.) y el nacimiento de la Internet como red global de interconexión de redes basadas en la tecnología TCP/IP. Con el tiempo, los protocolos TCP/IP se han impuesto como el estándar "de facto" para la interconexión de sistemas y la Internet se ha convertido en la mayor red de ordenadores del mundo, rebasando los límites del mero fenómeno tecnológico, para convertirse en una auténtica revolución de alcance mundial, con influencia creciente en todos ámbitos de la sociedad moderna: educación, cultura, economía, ocio, hogar, etc.

El papel de la comunidad científica e investigadora en los orígenes y desarrollo de la tecnología TCP/IP y de Internet ha sido, es y continuará siendo fundamental. Aunque en sus comienzos se encontraba prácticamente circunscrita a Estados Unidos, pronto la nueva tecnología-filosofía de comunicaciones se fue introduciendo en Europa por medio, sobre todo, de las universidades y centros de investigación. Esta introducción paulatina fue pareja a la evolución de sus sistemas informáticos: de una arquitectura basada en grandes equipos centrales a los que se accedía mediante terminales, imperante a principios de los años 80, se pasó a la implantación masiva de equipos dispersos conectados por medio de redes locales a principios de los años 90.

Las redes académicas y de investigación europeas (surgidas en su mayor parte a mediados de los años 80), que en sus orígenes ofrecían casi exclusivamente servicios de comunicaciones basados en los protocolos OSI (X.25, X.400, X.500, etc.), tuvieron que adaptarse a las nuevas demandas de sus organizaciones usuarias y empezaron a ofrecer servicios de interconexión de redes locales TCP/IP con acceso a Internet.

En España, en el año 1988, el Plan Nacional de Investigación y Desarrollo puso en marcha la red académica y de investigación nacional, como un programa horizontal especial, el Programa IRIS (que a partir de 1991 pasó a denominarse RedIRIS), para la provisión de servicios telemáticos avanzados con conectividad global a la comunidad investigadora española, en estrecha coordinación con otras redes de investigación europeas. En 1991 RedIRIS, al igual que otras redes académicas de nuestro entorno, introdujo un servicio de interconexión de redes de área local IP con acceso a Internet (también conocido como SIDERAL o Servicio Internet de RedIRIS), para dar respuesta a la fuerte demanda por parte las universidades y centros de investigación españoles.

Orígenes y evolución de la Internet en Europa

Salvo algunas aportaciones esporádicas de instituciones o individuos aislados, 1a participación europea en las fases iniciales de desarrollo de la tecnología Internet fue prácticamente nula. Una excepción notable fue la de los influyentes trabajos del National Physics Laboratory (NPL) británico sobre el concepto de conmutación de paquetes. Fue precisamente en el NPL donde se acuñó el término "paquete" y donde se construyó el primer prototipo de una red de conmutación de paquetes en 1968. Otros pioneros en Europa fueron el University College of London de Inglaterra y el Royal Radar Establishment de Noruega, quienes ya en el año 1973 llevaron a cabo las primeras conexiones internacionales con la recién nacida ARPANET.

Sin embargo, a pesar de estas tempranas iniciativas, el verdadero interés por la tecnología desarrollada en los Estados Unidos no comenzó hasta la segunda mitad de la década de los 80. Durante muchos años, los desarrollos llevados a cabo al otro lado del Atlántico se observaron desde Europa como un curioso experimento del Departamento de Defensa de los EE.UU.; interesante, pero sin mucho futuro. Menos aún después de que, a finales de los 70, ISO (International Standards Organization) anunciara el comienzo de un proceso destinado a normalizar las comunicaciones de datos entre ordenadores. Este proceso culminó con la publicación en 1984 del Modelo de Referencia para la Interconexión de Sistemas Abiertos (o modelo de referencia OSI), que abría el camino para el desarrollo de toda una serie de protocolos estandarizados, que prometían acabar de una vez por todas con el engorroso problema de la falta de interoperabilidad en red entre equipos informáticos de distintos fabricantes. Los protocolos OSI, al estar bendecidos por el organismo oficial de normalización a nivel internacional, contaban con el apoyo incondicional de los estamentos gubernamentales y de las grandes multinacionales de todo el mundo, mientras que los protocolos TCP/IP se veían como el fruto de un grupo más o menos heterodoxo y bastante caótico de brillantes ingenieros e investigadores americanos.

Parecía claro que OSI era el futuro y que el TCP/IP se quedaría en un mero experimento de ARPANET. Al menos así se pensó en Europa y en gran parte del mundo [1]. Sin embargo, las promesas de los protocolos OSI no llegaron apenas a materializarse. Desde un punto de vista práctico, tan solo el protocolo de nivel de red X.25 (muy usado por bastantes redes públicas de datos, especialmente en Europa) y, en menor medida, la mensajería electrónica X.400, llegaron a despegar y a adquirir una implantación importante.

Todo un cúmulo de circunstancias hicieron que, mientras el desarrollo de los protocolos TCP/IP avanzaba a pasos agigantados y su uso se extendía como un reguero de pólvora entre la comunidad académica e investigadora americana, el desarrollo de los protocolos OSI se demoraba eternamente, perdido en oscuros vericuetos de burocracia oficial y excesiva complejidad conceptual.

Así, a pesar de las importantes cantidades de fondos públicos que los distintos países y la propia Comunidad Europea (por ejemplo, a través del Proyecto COSINE[2]) invirtieron en la promoción y desarrollo de productos OSI, consideraciones de tipo práctico hicieron que la tecnología TCP/IP fuera ganando adeptos entre los usuarios europeos. Primeramente en el entorno de las redes de área local, sobre todo en ámbitos universitarios y de investigación, donde las redes de área local se generalizaban en un rápido proceso de descentralización informática, y donde también existía un parque creciente de máquinas UNIX instaladas. De la implantación de los protocolos y aplicaciones TCP/IP en entornos locales al surgimiento de la necesidad de interconectar estas islas a nivel nacional e internacional, sólo había un paso.

A finales de los años 80 había ya un gran número de redes TCP/IP funcionando en Europa de forma aislada. Algunas de ellas empezaron a disfrutar de las primeras conexiones transatlánticas con la Internet, normalmente gracias a líneas dedicadas cofinanciadas por agencias norteamericanas, como la ]National Science Foundation, la NASA o el Departamento de Energía (DoE), muy interesadas en la colaboración con determinados centros de investigación europeos. Así, en 1988 y 1989 se fueron conectando a Internet prestigiosas instituciones europeas de los países nórdicos (a través de NORDUnet [3] /KTH[4]), Francia (INRIA[5]), Italia (CNUCE[6]), Alemania (Universidades de Dortmund y Karlsruhe), Holanda (CWI[7], NIKHEF[8]) y Reino Unido (UCL[9]). Algunas organizaciones supranacionales también establecieron enlaces dedicados con la Internet en estos años, como el Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN[10]), la Agencia Espacial Europea (ESA[11]) y el Grupo Europeo de Usuarios de Unix (EUUG[12]). Este último había constituido años antes la red EUnet[13], que, basada en el uso de los protocolos UUCP sobre líneas telefónicas y X.25, intercambiaba mensajería electrónica y grupos de noticias internamente y con la Internet a través de las pasarelas de la red americana USENET. En 1982 EUnet ya disponía de conexiones UUCP entre Holanda, Dinamarca, Suecia y Reino Unido que, posteriormente, se fueron extendiendo a otros países; en 1988 EUnet se embarcó en un plan de sustitución de UUCP por TCP/IP en sus enlaces internodales.

Otros grupos pioneros en la construcción de redes paneuropeas en la década de los 80, fueron EARN (European Academic and Research Network) y HEPNET (High Energy Physics NETwork). EARN fue establecida en 1983, con financiación y tecnología propietaria de IBM (protocolos RSCS/NJE), como una extensión de la red americana BITNET; junto con ésta, llegó a conectar, antes del comienzo de su declive a principios de los 90, más de tres mil ordenadores (muchos de ellos mainframes de IBM ubicados en centros de cálculo de universidades e instituciones de investigación) en varias decenas de países. La red HEPNET (o HEPNET/SPAN[14]), que usaba protocolos DECnet, se extendió en los años 80 desde los EE.UU. a varios países europeos que contaban con grupos de investigación en física de altas energías o del espacio; de los cerca de 20.000 nodos con que contaba en 1990, unos 10.000 estaban en Europa.

Con el fin de coordinar las distintas iniciativas que en materia de redes iban apareciendo a nivel nacional, racionalizando tanto las inversiones económicas como las posibles soluciones técnicas, en la mayoría de países de Europa occidental comenzaron a crearse redes académicas y de investigación. Fueron así surgiendo, entre otras: JANET (Reino Unido), DFN (Alemania) y SUNET (Suecia) en 1984, SURFnet (Holanda) y ACOnet (Austria) en 1986, SWITCH (Suiza) en 1987 y RedIRIS (España) y GARR (Italia) en 1988. A diferencia de otras iniciativas contemporáneas tipo HEPNET, estas redes nacían con vocación interdisciplinar: su objetivo era servir por igual a toda la comunidad académica e investigadora, con independencia de su área de actividad, utilizando para ello una misma infraestructura centralizada, con lo que se conseguía aunar esfuerzos y beneficiarse de las consiguientes sinergias y economías de escala.

Siguiendo las directrices oficiales, en sus orígenes, las redes académicas y de investigación nacionales ofrecían casi exclusivamente servicios de comunicaciones basados en los protocolos OSI (X.25, XXX, X.400, X.500, etc.). Sin embargo, alrededor de 1990, fruto de la creciente demanda por parte de las organizaciones usuarias, tuvieron que reorientar su política y empezar a ofrecer servicios IP y acceso a Internet. Las primeras redes académicas en adaptarse a la nueva situación fueron las de los países nórdicos, asociadas para formar la red NORDUnet, a principios de 1989. Pronto siguieron el mismo camino todas las demás: SURFnet (a finales de 1989), SWITCH, DFN, GARR y ACOnet (en 1990), JANET y RedIRIS (en 1991), etc.

Así pues, en los albores de los 90, el incipiente escenario europeo era bastante confuso, casi caótico, con una mezcla de redes inconexas que usaban distintos protocolos (OSI, TCP/IP, UUCP, DECnet y RSCS/NJE) y que se las apañaban como podían a la hora de conectarse entre sí a nivel nacional, europeo o mundial[15]. Fue necesario establecer unos mecanismos mínimos de cooperación y proceder a instalar, de una forma bastante voluntarista, los primeros enlaces intraeuropeos[16] y todo tipo de complicadas pasarelas entre los diversos protocolos. Con el fulgurante éxito de las redes TCP/IP en Europa, el panorama se fue aclarando pronto; la mayoría de las redes OSI, UUCP, DECnet y BITNET acabaron reconvirtiéndose a la tecnología TCP/IP e integrándose en Internet, preservando en algunos casos sus servicios más interesantes, adaptados para su transporte sobre TCP/IP.

El rápido crecimiento del número de redes IP europeas con conexiones regionales, nacionales e internacionales más o menos ad hoc, hizo patente la necesidad de establecer mecanismos de coordinación mejores y más estables a nivel europeo e intercontinental.

A nivel intercontinental, importantes esfuerzos de coordinación y optimización de recursos fueron llevados a cabo en el seno del CCIRN (Coordinating Committee for Intercontinental Research Networks), comité creado a finales de los años 80 e integrado por representantes de organizaciones interesadas en la promoción de servicios de red abiertos para soporte de la comunidad académica e investigadora en general. Inicialmente estaba compuesto únicamente por organizaciones norteamericanas (fundamentalmente las agencias relacionadas con temas de redes coordinadas por el Federal Networking Council o FNC: NSF, NASA, ARPA, DoE y DoD) y europeas (entre ellas RARE, EARN, EUnet, HEPNET, el CERN y la ESA). La meritoria labor de este comité ha continuado hasta nuestros días, habiéndose ampliado los miembros del mismo para incluir también a organizaciones con intereses similares de otros continentes.

A nivel europeo, ya desde 1986, existía la asociación de redes académicas y de investigación, RARE[17] Réseaux Associés pour la Recherche Européenne), que acometió la difícil tarea de coordinación entre las muchas entidades relacionadas con la provisión de servicios de red para la comunidad investigadora existentes en Europa. Su misión inicial se centró en la coordinación del Proyecto COSINE que, financiado por la Comunidad Europea, tenía como principal objetivo la especificación y creación de una infraestructura telemática (red y aplicaciones), basada en las normas OSI, para su utilización por todos los investigadores europeos. En los diferentes grupos en los que se estructuró RARE, se trabajaba en temas tales como el establecimiento de una red privada X.25 entre sus miembros (denominada IXI[18]) o la implantación y coordinación de los servicios OSI de mensajería X.400, directorio X.500 y transferencia de ficheros FTAM. Con la aparición en la escena europea de las redes IP, donde también jugaban un papel importante organizaciones al margen de las redes académicas nacionales, se consideró necesario crear un foro de coordinación separado.

Tras una serie de contactos informales iniciales, en noviembre de 1989 nació RIPE (Résseaux IP Européens), como marco para la coordinación de los diferentes aspectos técnicos y administrativos necesarios para garantizar la correcta operación y expansión de la red IP paneuropea[19]. RIPE se organizó en torno a una serie de grupos de trabajo, que cooperaban de forma electrónica utilizando la propia red, además de reunirse presencialmente tres veces al año. Las primeras entidades en apoyar e incorporarse a los trabajos de RIPE fueron las redes académicas nacionales (en pleno proceso de cambio de rumbo para ofrecer también servicios IP), EUnet, EARN, HEPNET, el CERN y EASINET[20]

Entre los primeros objetivos de RIPE figuraban:

  • Promover el intercambio de información técnica y experiencias sobre redes IP.

  • Promover y coordinar la interconexión de redes IP dentro de Europa y desde ésta a otros continentes.

  • Establecer y documentar prácticas comunes de operación y gestión entre las redes conectadas, proporcionando herramientas que facilitaran estas tareas.

  • Inventariar la conectividad IP existente en Europa (redes, líneas, routers, enlaces transatlánticos, etc.).

  • Crear y mantener una base de datos de las redes IP europeas (direcciones, personas de contacto, etc.), consultable vía Internet.

  • Divulgar su existencia y animar a la participación de todas las posibles organizaciones interesadas.
Algunos de los objetivos anteriores eran difíciles de llevar a cabo a base de aportaciones de voluntarios de las organizaciones miembros, por lo que, ya en 1990, se propuso la creación un centro de coordinación permanente[21] que se encargara de las tareas más críticas (como el mantenimiento de la base de datos o, más adelante, la asignación de las direcciones de red) de una forma competente y profesional. Este centro, bautizado con el nombre de RIPE NCC (RIPE Network Coordination Center), quedó constituido, bajo el paraguas legal de RARE, en abril de 1992 con sede en Amsterdam. Su inmejorable labor de coordinación y soporte ha contribuido de manera decisiva al éxito de la Internet en Europa.

Uno de los problemas iniciales más acuciantes era la ausencia de una infraestructura troncal europea para tráfico TCP/IP, al estilo de la NSFNET en los Estados Unidos, que permitiera aunar esfuerzos y optimizar costes. Las primeras conexiones IP intraeuropeas se establecieron gracias a acuerdos bilaterales entre centros que tenían un gran interés mutuo en intercambiar tráfico IP (normalmente organizaciones que trabajaban en el mismo campo de actividad), empleando para ello el medio de transmisión que estuviera más al alcance (línea dedicada, servicio público X.25 o satélite). Dados los elevados precios de las comunicaciones internacionales en Europa, en muchos casos, estos primeros enlaces contaban con esponsorización por parte de algún organismo oficial o empresa privada. El siguiente paso fue el de la compartición de líneas y equipamiento propios, permitiendo su uso por terceras organizaciones, lo que se hizo en muchas ocasiones de forma completamente altruista. Sin embargo, la conectividad IP europea no podía progresar y expandirse al ritmo demandado a base, únicamente, del espíritu cooperativo y la buena voluntad de las partes implicadas: era necesario construir una o varias redes troncales paneuropeas.

Paradójicamente, uno de los primeros backbones IP en ser utilizados en Europa tuvo sus orígenes en una de las realizaciones del Proyecto COSINE que, como se ha dicho, había sido concebido con la idea de promocionar el desarrollo y uso de los protocolos OSI. Se trataba de la red piloto X.25 IXI, que entró en servicio en abril de 1990 e interconectaba las redes académicas o similares de Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, España, Francia, Gran Bretaña, Grecia, Holanda, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Portugal, Suecia (NORDUnet), Suiza y ex-Yugoslavia. La red IXI original, cuya topología se muestra en http://www.rediris.es/rediris/boletin/45/enfoque2.ixi.gif, funcionaba a velocidades de 64 Kbps tanto en las líneas troncales (excepto dos a 2 Mbps) como en las de acceso y ofrecía únicamente accesos X.25.

Aunque el propósito inicial de esta red era soportar únicamente las aplicaciones OSI (X.400, X.500, etc.), en seguida las redes nacionales empezaron a utilizarla para transportar el tráfico de las redes IP a las que empezaban a dar servicio, empleando para ello la técnica de encapsulación de IP sobre X.25 descrita en el RFC 877[22] y las recomendaciones del documento número 36 de RIPE. Para muchos, incluida España, la red IXI fue la primera vía de conexión a la red IP europea y al resto de la Internet.

Cuando, en 1991, concluyó la fase piloto de IXI para dar paso a la fase servicio plenamente operativo, el tráfico IP ya se había convertido en mayoritario, y fue necesario empezar diseñar una nueva red troncal en la que el tráfico IP entre las redes de I+D se cursara de forma más óptima (la encapsulación de IP sobre X.25 es bastante ineficiente) y que dispusiera de mayores anchos de banda. Así, en 1992, IXI dio paso a una red troncal multiprotocolo (soportaba X.25, IP e ISO CLNP en modo nativo), denominada EMPB (European Multi-Protocol Backbone), permitiendo velocidades de acceso de hasta 2 Mbps. A la red paneuropea EMPB se le añadieron conexiones transatlánticas para tráfico IP, dando lugar a un servicio troncal de acceso a la Internet global, conocido con el nombre de EuropaNET, que, con diversas transformaciones[23] y mejoras, se ha mantenido en funcionamiento desde 1993 hasta 1997. La topología de la red EuropaNET se presenta en http://www.rediris.es/rediris/boletin/45/enfoque2.europanet.gif en dos momentos de su evolución.

Antes de la aparición de la red EMPB ofreciendo servicios IP, surgió la necesidad de crear una red internacional apoyada sobre algunos enlaces ya existentes y sobre otros nuevos, que pudiera suministrar tales servicios (incluyendo la conexión con los Estados Unidos y el resto de la Internet global), no sólo a las redes nacionales de I+D, sino también a otras organizaciones interesadas. Hay que tener en cuenta que la red IXI estaba restringida a usuarios académicos y de investigación, mientras que, a principios de los 90, empezaban a aparecer en Europa redes IP con usuarios en otros ámbitos. Así, por ejemplo, la red EUnet, desde unos orígenes en entornos académicos, se reorientó hacia usos comerciales. Existía una necesidad de establecer un backbone IP abierto, sin restricciones de uso, para satisfacer la demanda tanto de las redes académicas (muchas no podían esperar hasta que EuropaNET se materializara), como de las nuevas redes comerciales que se habrían paso en el horizonte europeo.

Es por ello que en 1992 se creó la red Ebone con la topología de cinco nodos o EBSs[24]que se muestra en http://www.rediris.es/rediris/boletin/45/enfoque2.ebone92.gif . Ebone ha perdurado hasta nuestros días tras pasar por distintas fases evolutivas siguiendo una estrategia incremental (Ebone 92, Ebone 93, Ebone Inc.), ganando en cada una de ellas estabilidad organizativa (empezó como un esfuerzo cooperativo en el que cada participante ponía los recursos que podía), capacidad y prestaciones. En la actualidad está compuesta por trece EBSs, interconectados por medio de múltiples líneas de 2, 34 y 45 Mbps (ver topología en http://www.rediris.es/rediris/boletin/45/enfoque2.ebone98.gif ), y da servicio a 95 proveedores de 25 países. La red troncal Ebone constituye, sin duda, una pieza clave en el pasado, presente y futuro de la Internet Europea.

Durante los últimos años, al igual que ha ocurrido en el resto del mundo, la Internet en Europa ha alcanzado unas cotas de crecimiento y popularidad inimaginables a principios de esta década. La contribución europea al éxito de la tecnología TCP/IP a nivel mundial ha sido notable, siendo, sin duda, su aportación más trascendental la concepción y desarrollo de la aplicación que habría de permitir la penetración definitiva de la Internet hasta los rincones más insospechados del planeta: el World Wide Web(WWW), cuyo primer prototipo se creó en el CERN en 1990.

Fruto de esta popularidad, son innumerables los proveedores de servicios IP comerciales que han ido surgiendo desde 1992, creando nuevas redes troncales a nivel regional, nacional, continental y mundial, entre las que cabe destacar las de PIPEX (UUNET), BT, Unisource y Global One. La coordinación entre los distintos actores se sigue llevando a cabo en el seno de RIPE, con el soporte del RIPE NCC, pero de la veintena de participantes iniciales en RIPE, se ha pasado en la actualidad a más de 1100[25].

Para facilitar el intercambio de tráfico entre todas estas redes, en 1994 y 1995 empezaron a aparecer diversos puntos de interconexión (al estilo de los NAPs) por toda la geografía europea, entre los que sobresalen por su importancia el LINX (London Internet Neutral eXchange), el dGIX (Distributed Global Internet eXchange en Estocolmo) y el AMS-IX (AMSterdam Internet eXchange).

Pese a la creciente comercialización de la Internet también en Europa, las redes académicas y de investigación continúan siendo un punto de referencia obligada. Su concurso fue decisivo para la creación de piezas clave de la Internet europea, como RIPE, el RIPE NCC o Ebone. Siempre necesitadas de mayores anchos de banda que los disponibles comercialmente a precios razonables, las redes de I+D han sido una avanzadilla en el contexto europeo. Con el apoyo de la Comisión Europea y de DANTE[26] consiguieron crear infraestructuras como EuropaNET o PHARE (en los países del este europeo), en vanguardia de las posibilidades tecnológicas del momento, que hubieran sido impensables sin su participación.

En la actualidad varias redes académicas europeas operan ya internamente a velocidades de entre 34 y 155 Mbps, algunas con planes de ampliación a corto plazo a 622 Mbps, lo que supone un aumento de capacidad de cuatro órdenes de magnitud en menos de diez años. Evidentemente, las necesidades de conexión entre ellas han crecido de manera proporcional. Estas necesidades fueron analizadas en 1995, en el contexto de EuroCAIRN (European Cooperation for Academic and Industrial Research Networking), en un informe elaborado por DANTE, donde también se recogía un plan para el establecimiento de una nueva infraestructura de red paneuropea, de altas velocidades y mayores prestaciones, capaz de satisfacer las nuevas demandas de la comunidad investigadora en los años subsiguientes. Este informe sirvió de borrador para la puesta en marcha, en mayo de 1997, de la red TEN-34 que, cofinanciada por la Comisión Europea bajo los Programas Telematics for Research y Esprit, interconecta las distintas redes académicas europeas a velocidades de entre 22 y 45 Mbps. En http://www.rediris.es/rediris/boletin/45/enfoque2.ten-34.gif se presenta la topología, en agosto de 1998, de la red TEN-34. Durante el último trimestre de este año está prevista la puesta en marcha de la red sucesora de TEN-34: TEN-155, con velocidades de acceso de hasta 155 Mbps y cuya topología inicial prevista aparece recogida en http://www.rediris.es/rediris/boletin/45/enfoque2.ten-155.gif . Para los próximos años, las redes de investigación se plantean ya nuevos retos de ampliación a capacidades de 622 Mbps e incluso Gigabit a nivel continental, que les permitan afrontar el reto de seguir liderando el desarrollo e implantación de las tecnologías y servicios de red del mañana.

A pesar de empezar con casi veinte años de retraso respecto a los Estados Unidos, en sus apenas diez años de historia, la parte europea de Internet ha recuperado terreno a pasos agigantados. Con crecimientos récord superiores al 10% trimestral en el número de ordenadores conectados (ver http://www.ripe.net/statistics/hostcount.html#quarterly ), Europa supone en la actualidad, aproximadamente, el 25% de la Internet global. En algunos indicadores, como por ejemplo el grado de penetración en la sociedad (número de habitantes en relación al número de ordenadores conectados a Internet), varios países europeos superan ya a los Estados Unidos.

Sin embargo, en lo que a infraestructuras, anchos de banda disponibles y desarrollo de servicios se refiere, el retraso estimado con relación a Norteamérica es todavía de unos dos o tres años. Pese a los importantes logros alcanzados durante la última década, el avance de las redes en Europa se ha visto desde siempre frenado por los prohibitivos precios de las comunicaciones de larga distancia. Con la desaparición de los monopolios y la liberalización del mercado europeo de telecomunicaciones a lo largo de la segunda mitad de la presente década, se abren nuevas expectativas para el florecimiento de todo tipo de servicios de red.

Orígenes y evolución de la Internet en España

Desde principios de la década de los 80, en España, al igual que en otros países de nuestro entorno, el interés por las redes teleinformáticas fue creciendo, fundamentalmente, en el seno de la comunidad académica y científica. Las grandes necesidades de comunicación de los investigadores (acceso a todo tipo de información y recursos informáticos, intercambio de experiencias y resultados entre equipos nacionales e internacionales, etc.) dieron lugar, a lo largo de los años 80, a distintas iniciativas que trataban de buscar soluciones particulares a la problemática de determinados colectivos,apoyándose para ello en la existencia de redes homólogas de ámbito internacional.

Una las primeras iniciativas en este terreno fue la de los investigadores españoles en física de altas energías[27], quienes ya en 1984 crearon la red FAENET, cuyas primeras conexiones comenzaron a funcionar a finales de 1985, interconectando los grupos de las universidades de Cantabria, Zaragoza, Autónoma de Barcelona, Autónoma de Madrid, el IFIC (Instituto de Física Corpuscular de Valencia) y el CIEMAT (Centro de Investigaciones Energéticas Medioambientales y Tecnológicas). Dado que los ordenadores predominantes dentro de esta comunidad científica eran del tipo "VAX" (de Digital Equipment Corporation), la red FAENET utilizaba los protocolos propietarios de este fabricante (DECnet), siendo los servicios más importantes proporcionados el correo electrónico, la transferencia de ficheros, el terminal virtual y la entrada remota de trabajos. Como medio de transmisión se empleó el incipiente servicio de circuitos virtuales conmutados X.25 de Telefónica (Iberpac[28]). Por medio de una conexión entre el CIEMAT y el CERN, la red FAENET estaba integrada dentro de la red internacional HEPNET/SPAN.

Otras iniciativas pioneras a nivel nacional fueron las extensiones españolas de las redes europeas EUnet y EARN.

La red EUnet, enfocada a la cooperación e intercambio de información entre los usuarios del sistema operativo UNIX, entró en España a mediados de los 80 de la mano de los entusiastas miembros de la rama española el Grupo Europeo de Usuarios de Unix (EUUG), liderados por el Departamento de Ingeniería Telemática (DIT) de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Telecomunicación de la Universidad Politécnica de Madrid, donde durante bastantes años estuvo alojado y se gestionó el nodo central de la red en España (bautizado con el nombre de "Goya"). La comunicación entre este nodo y el nodo central de EUnet en Europa (ubicado en Amsterdam) se efectuaba inicialmente por medio de llamadas internacionales a través de la red pública de datos X.25. Mediante el uso de los protocolos UUCP sobre líneas telefónicas y X.25 público (Iberpac), desde este nodo central en el DIT se daba un servicio de mensajería electrónica y grupos de noticias que, a finales de los 80, alcanzaba ya a varias decenas de centros españoles tanto académicos como empresariales. Para estos servicios se disponía de conectividad con la Internet a través de los enlaces entre EUnet Europa y la red americana USENET, y las pasarelas de ésta con la Internet en Estados Unidos, por lo que se puede afirmar que los usuarios de EUnet fueron de los primeros en España en poder intercambiar mensajería electrónica y grupos de noticias con la Internet.

Por su parte la red EARN, de carácter multidisciplinario, promovida y financiada por IBM, comenzó a funcionar en España también a mediados de los 80, cuando se conectaron la Universidad de Barcelona y las universidades Autónoma y Politécnica de Madrid. Basada en los protocolos RSCS/NJE de IBM y el empleo de una técnica de almacenamiento y reenvío sobre líneas dedicadas, en España la red EARN llegó a conectar, en su época de mayor esplendor a principios de los 90, cerca de cuarenta grandes ordenadores en una veintena de centros de cálculo de universidades y organismos de investigación. Su principal atractivo estaba en la sencillez y versatilidad de sus aplicaciones (correo electrónico, servicios automáticos de información, listas de distribución, entrada remota de trabajos, etc.) y en la facilidad de acceso a las universidades americanas de las redes BITNET (Estados Unidos) y NETNORTH (Canadá), con las que EARN se hallaba plenamente integrada.

Con objeto de coordinar la evolución de estas iniciativas dispersas, armonizar las actividades nacionales con las que tenían lugar en otros países de nuestro entorno e impulsar la aparición de nuevos servicios y aplicaciones telemáticos, surge en 1988 el Programa IRIS[29], dentro del marco del Plan Nacional de Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico.

Ya desde algunos años antes, la necesidad de disponer de una red informática nacional[30], que sirviera por igual a toda la comunidad académica e investigadora española, era algo ampliamente sentido en los diferentes ambientes de I+D, especialmente en los más avanzados en este terreno (tecnologías de la información, física de altas energías, centros de cálculo y supercomputación, etc.). En estos círculos, la existencia de una red de investigación, en estrecha colaboración con otras redes similares que por esas fechas iban apareciendo en otros países europeos, se consideraba como un instrumento indispensable para el progreso de las diversas disciplinas científicas y tecnológicas. Aunque los primeros estudios e informes se remontan a 1985, hubo que esperar hasta 1987, año en que se elaboraron los programas del primer Plan Nacional de I+D, para que se tomara la decisión definitiva de poner en marcha la red académica y de investigación nacional, como un programa horizontal especial, el Programa IRIS, para la provisión de servicios telemáticos a toda la comunidad investigadora española. La financiación y supervisión de la red corría a cargo de la Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología (CICYT), integrada por todos los ministerios relacionados con el I+D, mientras que la dirección y gestión de la misma fue encomendada a Fundesco[31].

El Programa IRIS empezó a funcionar en enero de 1988 y durante la etapa inicial (1988 a 1990) los esfuerzos se centraron en los siguientes objetivos: